Acabamos de celebrar nuestra Asamblea General en la que, como es habitual, repasamos las actividades más destacadas de 2014 y el plan de actuación para el año en curso. Una de las conclusiones a la que podemos llegar es que da la sensación de que los temas no se cierran nunca. En ocasiones porque requieren una atención continuada, como por ejemplo el seguimiento de la evolución de los mercados, la aplicación de la reforma de la PAC, el restablecimiento de medidas extraordinarias para paliar los efectos del veto ruso que todavía persiste,….pero en otros casos los temas no se cierran como consecuencia de la propia complejidad administrativa de nuestro país. Este sería el caso de la aplicación de la Ley de Integración Cooperativa porque, cuando creíamos que solo debíamos concentrarnos en su aplicación, nos encontramos con una sentencia del Tribunal Constitucional que, sin cuestionar el fondo de la Ley ni los instrumentos que contempla, introduce una modificación en los procedimientos administrativos para la solicitud del reconocimiento de las Entidades Asociativas Prioritarias que sin duda retrasará su puesta en marcha. Esperemos que solo sea eso, un retraso, porque la Ley, aun sin haberse iniciado su aplicación, ya está dando resultados. Así, son varias las cooperativas que han lanzado de forma decidida su integración y, sin duda, en los próximos meses veremos como surgen otras iniciativas que hoy desconocemos. 



Otro de los hechos relevantes ha sido nuestra reunión con el Secretario de Estado de Comercio, Jaime García Legaz. El motivo de la reunión fue poner de manifiesto la apuesta por la internacionalización de buena parte de nuestras cooperativas. De hecho, las cooperativas representan el 27% de las exportaciones agroalimentarias de nuestro país y en los últimos años su participación en los mercados internacionales se está incrementando, fundamentalmente fuera de la UE: Estados Unidos, China, Japón, …. Esta evolución no es fruto del azar ni de la crisis económica, que sin duda ha contribuido al incremento de las exportaciones y la mejora de la balanza comercial de nuestro país. A nuestro juicio es la consecuencia de varios factores, pero tal vez el más importante es que somos una potencia agroalimentaria y empezamos a vencer viejos complejos que orientaban a muchas de nuestras producciones a los mercados y clientes de proximidad. En este sentido, el Secretario de Estado no solo ha reconocido el papel de las cooperativas en la internacionalización del sector, sino que nos ha brindado toda su colaboración para aprovechar de forma eficiente los instrumentos que en la actualidad existen para la mejora de nuestra presencia en los mercados exteriores. En ello estamos y por eso hemos tenido una primera reunión con las cooperativas de mayor propensión exportadora que han identificado toda una serie de áreas de mejora con el fin de aportar más eficiencia a las relaciones comerciales con países terceros. Mención especial requiere el futuro acuerdo bilateral de la UE con los Estados Unidos, más conocido por TTIP, acuerdo que sin duda ofrece un enorme atractivo para los productos mediterráneos, pero que provoca también gran controversia, tanto por la falta de transparencia de los negociadores, (la Comisión por parte comunitaria), como por la difícil compatibilización entre el modelo productivo norteamericano y el europeo, mucho más restrictivo y reglamentado.

En lo que respecta a la reforma de la PAC ya podemos decir que se ha aprobado el Plan Nacional de Desarrollo Rural, (PNDR), y muchos de los PDRs autonómicos, programas que serán fundamentales para la financiación de las inversiones en el sector y, en particular, para la puesta en marcha de la Ley de Integración Cooperativa que, recordamos, tiene asignado un presupuesto en el PNDR de 257 millones de € para el periodo 2015-2020. Esperamos y confiamos que la sentencia del Tribunal Constitucional no retrase en exceso su aplicación. Sin embargo, vamos a tener que seguir esperando antes de que se pueda concretar el pago básico asignado a cada beneficiario. De momento hemos conseguido que Hacienda reconozca que no hay que aplicar el IVA a las transferencias de Derechos de Pago Único cuando éstas vayan, bien de forma definitiva (venta), como temporal (arrendamiento), acompañadas de transferencia de tierras, cuestión que preocupaba al sector en determinadas CCAA donde los inspectores estaban exigiendo el pago del IVA a la transferencia de derechos.


Para finalizar comentar la visita del Comisario Hogan a Madrid. En sus intervenciones el Comisario ha vuelto a reiterar su convicción de que el modelo cooperativo es la mejor herramienta para que los productores puedan mejorar su posición en el mercado. El veto ruso, el desequilibrio existente en la cadena agroalimentaria, la simplificación de la PAC, la necesaria reciprocidad en las relaciones comerciales con los países terceros y las distorsiones que se generan cuando las exigencias de la reglamentación comunitaria nos inducen mayores costes frente a nuestros competidores, fueron temas recurrentes a los que el Comisario mostró comprensión y proximidad, si bien manifestó sus cautelas ante las diferentes sensibilidades e intereses existentes en los Estados miembros de la UE. Por ello, el Comisario insistió en la importancia de que el sector actúe con una única voz ante las instituciones comunitarias y haga valer sus argumentos con el fin de que sean tenidos en cuenta no ya por los políticos, sino por la sociedad en su conjunto. En fin, parece que entonamos la misma canción, esperemos que no se quede sólo en música.

Llegué a Bruselas con el Mercado Único Europeo. Era el 1 de enero de 1993. Recién incorporado a la delegación en Bruselas de la entonces Confederación de Cooperativas Agrarias de España (CCAE) tenía  inmensas ganas de aprender, la ilusión de los que empiezan y una gran dosis de ingenuidad que me hacía pensar que podía cambiar el mundo. Así, pregunté a un funcionario español con experiencia cómo se influía en las decisiones de las Instituciones Comunitarias. La respuesta fue muy clara y concreta: ”en Bruselas nunca se toma una decisión en contra de los intereses del país más afectado”. 




Pasaron unos años y pude comprobar que así era. Para muestra la reforma de la OCM de Aceite de Oliva con Loyola de Palacio, quien bajo la perplejidad italiana pudo conseguir para España una Cantidad Máxima Garantizada de aceite de oliva de 720.000 toneladas, cantidad que hoy nos puede parecer ridícula, pero que en aquel momento era más que suficiente para cubrir una buena campaña. Siguieron pasando los años y la última reforma de la misma OCM de Aceite de Oliva se aprobó con el voto en contra de España. Había cambiado la Ministra, es cierto, y era una recién llegada Elena Espinosa, pero ahora, con la experiencia adquirida me atrevo a decir que lo que realmente había cambiado era Europa.




En estos momentos acabamos de estrenar una nueva “legislatura” en el Parlamento Europeo y tenemos un nuevo Colegio de Comisarios.  Ya somos 28 Estados Miembros tras la incorporación de Croacia. La Unión Europea es cada vez más grande, pero también más compleja. Por ello debe definir claramente cual quiere que sea su papel en el mundo y establecer sus prioridades y objetivos.  Las amenazas y los problemas en una economía global son enormes y la posibilidad de afrontarlos con una Europa fuerte y cohesionada son la mejor garantía para superarlos.  Pero para que ello sea posible, deben cambiar muchas cosas. Lo primero tener una apuesta a largo plazo y una misma visión que anime a los Estados Miembros a remar en la misma dirección. No será nada fácil pero el coste de no hacerlo será enorme.

El problema planteado por el veto ruso pone a prueba a la UE, y sin entrar a valorar las decisiones políticas y geoestratégicas adoptadas, lo que es innegable es que las consecuencias las está sufriendo el sector agrario y, por tanto, los mismos que han tomado esas decisiones deberán habilitar mecanismos para compensar los efectos negativos inducidos. La PAC no está preparada para ello y pretender que el fondo de crisis, con una dotación anual de 400 M€, atienda el impacto de un cierre que afecta a una exportación valorada en más de 5.000 M€, eso es no estar a la altura de nuestras propias decisiones.


En definitiva, el veto ruso será la primera prueba para esta nueva etapa institucional, si no se supera con éxito, nos podemos temer lo peor.